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Qué es la fiebre amarilla
La fiebre amarilla es una enfermedad hemorrágica viral y aguda transmitida por mosquitos infectados con el virus. La fiebre amarilla lleva el nombre de dos de sus principales síntomas: fiebre y la posibilidad de ictericia, que causa que la piel y los ojos adquieran un tinte amarillento. La ictericia afecta a algunos pacientes debido al daño que causa la infección al hígado.
La enfermedad se desarrolla cuando el virus se multiplica en la sangre y los tejidos. Esto puede dañar los órganos vitales del cuerpo. Cuando el hígado se ve afectado, la función hepática disminuye, la piel y los ojos se vuelven amarillos (ictericia), y la capacidad para formar coágulos de sangre se ve comprometida. La fiebre amarilla es una infección arboviral con tres ciclos de transmisión epidemiológica entre monos, mosquitos y humanos.
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Causas de la fiebre amarilla
El virus de la fiebre amarilla se transmite cuando un mosquito infectado pica a una persona. Los mosquitos se infectan con el virus cuando muerden a un ser humano o mono infectado. La enfermedad no se transmite de persona a persona.
Los mosquitos se reproducen en bosques lluviosos tropicales y ambientes húmedos, incluidos cuerpos de aguas tranquilas (lagunas, lagos, etc). El contacto entre humanos y mosquitos infectados, en áreas donde la vacuna contra la fiebre amarilla no es común, puede crear brotes o epidemias.
El virus de la fiebre amarilla con frecuencia afecta África, Centroamérica y Sudamérica. En países donde no hay fiebre amarilla puede presentarse a causa de una persona que resultó infectada durante un viaje.
La enfermedad se exporta a otras regiones sobre todo si éstas tienen las condiciones propicias, como son:
- Mosquitos capaces de transmitirla
- Condiciones climáticas específicas
- Reserva natural para preservarse
Síntomas de fiebre amarilla
La mayoría de las personas infectadas con el virus, no tendrán síntomas de fiebre amarilla, o tendrán síntomas leves y se recuperarán por completo. Sin embargo, para las personas que desarrollan síntomas, el tiempo desde la infección hasta el brote de la enfermedad, suele ser de tres a seis días.
Debido a que existe un riesgo de enfermedad grave, todas las personas que desarrollen síntomas de fiebre amarilla después de viajar o vivir en un área endémica, deben visitar a un médico. Una vez que se ha infectado, es probable que esté protegido de futuras infecciones.
Primeros síntomas de fiebre amarilla
Los síntomas de fiebre amarilla iniciales son similares a los del virus de la influenza y se desarrollan con rapidez. Estos incluyen:
- Dolor de cabeza
- Dolores musculares
- Resfriado
- Dolor en las articulaciones
- Fiebre
Fase aguda de la fiebre amarilla
Esta fase dura de tres a cuatro días. Cuando esta fase termina, los síntomas pueden desaparecer y la persona puede recuperarse. Sin embargo, algunos pacientes infectados desarrollan complicaciones severas. Aparte de los síntomas antes señalados, puede presentar pérdida de apetito, enrojecimiento, escalofríos y dolor de espalda.
Fase tóxica de la fiebre amarilla
En la fase aguda, las molestias desaparecen por 24 horas. A pesar de esto, los síntomas regresan acompañados de otros que suelen ser peores. Como consecuencia, esta fase es grave y debe contarse con el seguimiento médico correspondiente. Solo en el 15% de los casos la infección avanza hasta esta etapa. Estos síntomas de fiebre amarilla más graves incluyen:
- Disminución de la orina
- Dolor abdominal
- Vómito (a veces con sangre)
- Problemas del ritmo cardiaco
- Convulsiones
- Delirio
- Sangrado de nariz
Diagnóstico de la fiebre amarilla
El virus de la fiebre amarilla no se diagnostica con facilidad, debido a su parecido con otras enfermedades. Por lo tanto, el diagnóstico consiste en diferenciarla de otras posibles infecciones. Los síntomas de fiebre amarilla se pueden confundir con los de la malaria, dengue hemorrágico y hepatitis viral. EL médico puede recomendar realizar análisis de sangre para confirmar la presencia de fiebre amarilla. Es común que en los estudios se detecte anticuerpos como respuesta del organismo a la infección.
Visitar al médico oportunamente, es decisivo para combatir la infección.
Tratamiento de la fiebre amarilla
No existe una cura específica para la fiebre amarilla. La infección debe ser combatida atacando los síntomas y asistiendo al sistema inmunológico a resistir y expulsarla. Para debilitar al virus y sus efectos, es necesario administrar medicamentos para la fiebre y el dolor, además de abundantes líquidos. Los antibióticos solo se utilizan en caso de otro padecimiento, pues se ha encontrado que no son efectivos en el manejo del virus de la fiebre amarilla.
En ciertos casos, se requiere de hospitalización y atenciones como:
- Hidratación vía intravenosa
- Oxigenación
- Control estricto de la presión sanguínea
- Transfusiones de sangre
- Diálisis en caso de daño renal
- Tratamiento de otras enfermedades o complicaciones
Es especialmente relevante evitar el uso de aspirinas y desinflamatorios no esteroideos (naproxeno o ibuprofeno) debido a la posibilidad de hemorragia interna
Consecuencias de la fiebre amarilla
Una pequeña proporción de los pacientes que contraen el virus desarrolla síntomas de fiebre amarilla graves. Se estima que la mitad de estos pacientes muere entre los siete y 10 días de haber contraído la enfermedad.
La gravedad de la fiebre amarilla varía desde una enfermedad febril muy leve hasta una enfermedad fulminante, a veces mortal. La tasa de mortalidad de la fiebre amarilla severa es del 50% o más.
Grandes epidemias del virus de la fiebre amarilla pueden ocurrir cuando personas infectadas introducen el virus en áreas muy pobladas con alta densidad de mosquitos. Esto pasa en áreas donde la mayoría de la gente tiene poca o ninguna inmunidad debido a la falta de vacunación.
La fiebre amarilla ha sido una enfermedad de importancia para la salud pública desde que se describió por primera vez en el siglo XV. Esto debido a que en diferentes momentos de la historia ha causado dificultades en las poblaciones de América, Europa y África.
A pesar de los grandes avances en la comprensión del virus de la fiebre amarilla y la disponibilidad de una vacuna segura y eficaz, la enfermedad sigue siendo un importante problema de salud pública en África y en América del Sur. Cada año la enfermedad afecta a unas 200 mil personas y causa alrededor de 30 mil muertes.
La vacuna de la fiebre amarilla proporciona inmunidad efectiva dentro de los 30 días para el 99% de las personas vacunadas
Vacuna de la fiebre amarilla
La vacuna de la fiebre amarilla es efectiva, segura y accesible. Una sola dosis de la vacuna contra la fiebre amarilla es suficiente para conferir inmunidad sostenida y protección de por vida contra la enfermedad. Esta se aplica solo una vez, desde los nueve meses y hasta los 59 años. No se necesita una dosis de refuerzo, como en otros casos.
Personas mayores de 60 años deben consultar con un especialista si es conveniente vacunarse, pues existe un riesgo de complicaciones en adultos mayores. Si se viaja con frecuencia a lugares donde hay riesgo de fiebre amarilla se deben aplicar la vacuna cada 10 años. El uso de mosquiteros, repelentes y cualquier otra barrera para evitar la picadura es altamente recomendable.
5 datos importantes sobre la fiebre amarilla
- La Organización Mundial de la Salud estima alrededor de 200 mil casos de fiebre amarilla al año en el mundo. De esta cantidad, 30 mil son casos mortales
- Se estima que la fiebre amarilla se expande a lugares donde no había riesgo, debido a situaciones como cambio climático, deforestación y mayor densidad urbana
- A pesar de tener más de 3 mil años de existir, aún no hay cura para la fiebre amarilla
- El 90% de las infecciones del virus de la fiebre amarilla ocurren en África
- Los bebés y las personas mayores de 50 años tienen mayor probabilidad de desarrollar síntomas graves y de morir de fiebre amarilla
La página oficial de CDC (Centros de Control para Enfermedades) identificó 44 países con riesgo de fiebre amarilla debido a climas tropicales. Visitantes de países donde no existe la infección pueden contagiarse y como resultado llevar la enfermedad a sus países de origen. Además, al salir de viaje o cambiar de residencia a una zona con riesgo de fiebre amarilla, se recomienda aplicarse la vacuna. Algunos países condicionan la emisión de la visa hasta que la persona cuente con la vacuna correspondiente.
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Fuentes
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